Redacción Juan Sebastián Sosa

Este jueves 8 de mayo, los 133 cardenales reunidos en la Capilla Sixtina eligieron a Robert Francis Prevost, de 69 años, como el nuevo líder de la Iglesia católica. Se convirtió en el primer papa estadounidense de la historia, aunque con un fuerte vínculo con América Latina, donde vivió más de dos décadas.

 

Desde muy temprano, miles de fieles se congregaron en la Plaza de San Pedro esperando una señal. El humo blanco apareció tras la cuarta votación y marcó el inicio de una nueva etapa para el Vaticano. Poco después, se anunció el nombre del nuevo pontífice: León XIV.

 

Afuera, el júbilo fue inmediato. Banderas, aplausos, lágrimas y cánticos se apoderaron del lugar. Pero dentro del recinto, las emociones fueron aún más intensas, aunque silenciosas y solemnes.

 

Fue en ese contexto que se grabó un momento que hasta ahora permanecía reservado: la reacción de León XIV al ser elegido papa.

 

Robert Francis Prevost, papa León XIV

 

El video de su reacción: un instante histórico y lleno de simbolismo

 

Por primera vez, Vatican News compartió el video oficial del momento exacto en que Robert Francis Prevost fue confirmado como nuevo pontífice. Las imágenes muestran su caminar sereno hacia el centro de la Capilla Sixtina, mientras los cardenales lo observan de pie y en completo silencio.

 

Minutos después, el silencio dio paso a un aplauso generalizado. En el video se ve cómo el nuevo papa recibe la bendición del decano del Colegio Cardenalicio y cómo varios prelados se acercan para saludarlo, con gestos de emoción, respeto y apoyo.

 

Este material audiovisual reveló por primera vez el protocolo íntimo que ocurre tras la elección. Fue un momento de recogimiento y solemnidad, capturado sin alteraciones, y cargado de significado para los fieles en todo el mundo.

 

Las imágenes también evidencian la conexión fraterna entre los cardenales y el elegido, reflejo del consenso alcanzado en el cónclave.

 

 

El “cuarto de las lágrimas”: el lugar donde se transformó en pontífice

 

Luego de recibir el respaldo de sus pares, León XIV fue conducido al llamado “cuarto de las lágrimas”, una pequeña sala donde el nuevo papa se cambia por primera vez con las vestiduras blancas que lo identifican como el sucesor de San Pedro.

 

Ese espacio lleva ese nombre por la carga emocional que representa. Allí, en privacidad, el nuevo pontífice asume el peso del liderazgo espiritual de millones de católicos en el mundo.

 

Pocos minutos después, vestido ya con la sotana papal, León XIV se presentó ante el mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro. Fue allí donde pronunció su primer discurso, lleno de llamados a la paz, al amor incondicional de Dios y al compromiso con los más vulnerables.

 

Una parte de su intervención fue en español, dirigida a su querida diócesis de Chiclayo, en Perú, donde ejerció como misionero y obispo por más de veinte años.

 

 

 

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