Redacción Julián Dussán Bonilla

La relación entre la disminución de la población de buitres y un aumento en la mortalidad humana puede parecer sorprendente a primera vista, pero esta conexión se establece a través de una compleja red de interacciones ecológicas.

 

Los buitres, a menudo mal vistos y estigmatizados, desempeñan un papel crucial en los ecosistemas al actuar como "limpiadores naturales".

 

Se alimentan principalmente de carroña, es decir, de animales muertos. Al consumir estos cadáveres, no solo se elimina una fuente potencial de alimento para otras especies, sino que también previenen la propagación de enfermedades como la rabia. Al eliminarlos rápidamente, los buitres ayudan a contener la propagación de estos patógenos y a proteger la salud pública.

 

Extinción masiva de buitres en la India

 

Para muestra de este curioso fenómeno, es preciso mencionar una extinción masiva de buitres que tuvo lugar en la India en la década de 1990.

 

Durante este período, se produjo un colapso catastrófico de las poblaciones de buitres, un evento que ha sido descrito como uno de los mayores descensos de una especie de vertebrados en tiempos históricos.

 

Aves del Ecuador

 

La causa principal de esta crisis fue el uso del diclofenaco, un antiinflamatorio no esteroideo de uso común en el tratamiento del ganado. 

 

Cuando los animales tratados con diclofenaco morían y eran consumidos por los buitres, la sustancia tóxica acumulada en sus tejidos causaba una falla renal aguda y una muerte casi instantánea en las aves rapaces.

 

Consecuencias de la extinción masiva de buitres en la India

 

Las consecuencias de esta extinción masiva fueron devastadoras tanto para el ecosistema como para la salud pública. Los buitres desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas al eliminar los cadáveres de animales muertos, lo que ayuda a prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.

 

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Con la desaparición de los buitres, se produjo un aumento exponencial de las poblaciones de roedores y perros callejeros, que se convirtieron en los principales carroñeros. Estos animales, a su vez, son portadores de enfermedades como la rabia y la peste, lo que representó un grave riesgo para la salud humana.

 

“Dado que, por desgracia, es imposible evitar todas las extinciones, la política de conservación debe resolver un problema objetivo crucial: ¿cuál de las muchas especies en peligro debemos proteger o reintroducir?”, señalaron Sudarshan y Frank, dos autores que escriben para la revista American Economic Review.

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